Las últimas tecnologías y un elemento ancestral como el fuego se dan la mano para prevenir la posible caída bajo cero de las temperaturas y un daño irreparable en las cepas, que se encuentran en pleno periodo de brotación

En la madrugada del pasado 4 de mayo, se colocaron y se encendieron unas 700 velas en Pago de Carraovejas y otras 500 en las viñas de Ossian. Pedro Ruiz insiste en «la necesidad de extremar al máximo los cuidados del viñedo porque sin uvas no habrá vino».

Las capas más bajas

Las velas encendidas ayudan a calentar las capas más bajas de aire, las más cercanas a las plantas, que es el lugar donde se instalan las heladas más perjudiciales. Al calentar estas capas se protegen las vides y se evitan los daños en las plantas

 

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* Fuente: El Norte de Castilla

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