Ignacio MUCIENTES MUCIENTES
Ingeniero Agrónomo
Decano del COIACLC
Es sabido de todos que el campo es agradecido. Si las cosas se haden a su debido tiempo, con poco se logran mucho. Quiero decir, que de nada vale que esté lloviendo todo el año si el agua no cae a su debido momento, porque como dice sabio refranero castellano: abril y mayo son las llaves del año.
Y es que este año ya no es que haya caído agua cuando debía; es que, además, lo ha hecho correctamente. Me explico: con la excepción de alguna tormenta que ha provocado estragos importantes, al agua ha caído suavemente y en cantidad. Por otro lado, las temperaturas han sido bondadosas y aunque ha habido alguna helada a destiempo, el hielo no ha provocado grandes daños. Apuntar que la humedad reinante ha provocado daños de hongos que han sido combatidos por parte de los profesionales con los correspondientes tratamientos.
Sea como fuere, en estos momentos se sigue cosechando, tenemos cebadas de secano que presentan medias de 6-6.5 Tm/Ha., y trigos con medias de 5.5-6 Tm/Ha; avenas y centenos con record en producciones por Ha. Las proteaginosas están marcando medias no vistas desde hace muchos años (especialmente los guisantes); las leguminosas (lentejas y garbanzos) están obteniendo medias extraordinarias; las alfalfas destinadas a forraje, con la excepción del primer corte, están rindiendo como en los mejores años. Por último, las oleaginosas (girasol) presentan un aspecto estupendo para la época en la que estamos. Todo apunta que si llueve en lo que resta de mes y en agosto se pueden conseguir medias más que aceptables de los mismos, tanto en variedades alto oleico como en las de pipa. Del regadío, mejor no hablar. Los primeros datos obtenidos están demostrando que las cifras serán históricas.
A la falta de datos oficiales, prudencia y moderación. No obstante, podemos decir sin temor a equivocarnos que estamos ante una de las cosechas mejores en lo que llevamos de siglo.